"Ama a los otros como a ti mismo, todo lo demás son solamente
palabras".
Amar es algo inherente al alma humana. Inherente del ser
humano.
El amar es un arma poderosa para buscar el objetivo de la
vida: obtener alegría, satisfacción verdadera y la felicidad. Vivir en plenitud.
En otras palabras, al amar nos beneficiamos. Y al amar, el
ser humano elimina lo que causa las desigualdades y las desgracias de la misma
humanidad.
El amor es una poderosa arma de la Luz; tiene el poder de eliminar
todo lo que conforma la oscuridad. La fuerza de la Luz, se alimenta del amor;
mientras que la oscuridad es egoísmo puro, la satisfacción de uno sin importar
los demás.
El amor es la solución que siempre ha buscado el ser humano.
Cuando ofrecemos amor, incluso a los que nos escupen, destruimos su oscuridad y
su odio, los cuales son la razón por la que se volvieron en contra nuestra. Esto
es lo que hizo Jesús. Esta es la base de la resistencia pacífica, entendida
por la palabra resistencia, que debe ser una acción hacia adelante de actos de amor, es resistencia y pacífica.
Cuando ofrecemos amor, arrojamos fuera de nosotros la
oscuridad que tenemos dentro. Ese mal residente en el ser humano, que le
atribuimos al pecado original, se origina cuando el ser humano se alejó de la
fuerza de la Luz. Y al alejarnos, quedamos indefensos totalmente a las fuerzas
de la oscuridad, quedamos a su merced. Y esto ha sido la lucha del ser humano
desde eones.
El alma del ser humano es inmortal. Es energía pura. No se
destruye, solamente se transforma, evoluciona.
Cuando amamos humanamente lo que se da, son dos almas que se
reconocen y viven la chispa de la divinidad que ambas comparten.
Cuando amamos, es el reconocimiento de un alma única que se
separó en sus dos formas: masculina y femenina.
Cuando amamos, se reúnen de nuevo lo que estaba separado, se
reúne el hombre y la mujer hechos uno solo otra vez. Este es el amor verdadero,
cuando humanamente obtenemos la finalidad en la vida: alegría, satisfacción
verdadera y la felicidad, que es la meta humana para evolucionar el alma
inmortal. El amor.
Sólo podemos compartir lo que poseemos individualmente. Por
lo tanto, no podemos amar a los demás si no poseemos amor para nosotros mismos.
La fuerza de la Luz se alimenta en el amor y por el amor.
Esta es la fuerza del ser humano nacido en este planeta, en
esta Tierra nuestra. La fuerza del amor, el amor por los demás, el amor por
nuestra familia, nuestras raíces, nuestros ancestros.
No tengas miedo.
No tengas miedo jamás y deja que el amor inunde tu alma; vuélvete
un guerrero de la Luz.
Cada vez somos más y estamos saliendo adelante.
Manuel Villarreal